1.Que a los q no les gusta escribir por q estan cansados o con pereza escriban con animo
2.Que ami no es q me guste arto escribir pero eso nos ayuda a memorisar cosas
3.Si porq uno no tiene q regañar a un alumno para q escriba cualquier cosa
4.Un profesor q no nos hiciera escribir tanto,q nos diera 5 minutos para hablar con un amigo
5.Que fueran juiciosos y muy inteligentes como el curso 5-2 de la primaria de la E.N.S.I.
ATT:LUIS CAMILO CRIOLLO CEBALLOS 5-2
2 DE NOVI.. 2010
Es desde aquí donde ustedes podrán compartir e intercambiar conocimiento a través de la lectura, la escritura y la compresión.
jueves, 28 de octubre de 2010
beltrangutierrez00@messenger.com
me gusta el cuento EL ROBOT DESPROGRAMADO porque me enseña que hay que ser organisado, valorar lo que me regalan y saber compartir=Carlos Felipe Beltran Gutierrez.
miércoles, 20 de octubre de 2010
CUENTO "EL ROBOT DESPROGRAMADO"
EL ROBOT DESPROGRAMADO
Ricky vivía en una preciosa casa del futuro con todo lo que quería. Aunque no ayudaba mucho en casa, se puso contentísimo cuando sus papás compraron un robot mayordomo último modelo. Desde ese momento, iba a encargarse de hacerlo todo: cocinar, limpiar, planchar, y sobre todo, recoger la ropa y su cuarto, que era lo que menos le gustaba a Ricky. Así que aquel primer día Ricky dejó su habitación hecha un desastre, sólo para levantarse al día siguiente y comprobar que todo estaba perfectamente limpio.
De hecho, estaba "demasiado" limpio, porque no era capaz de encontrar su camiseta favorita, ni su mejor juguete. Por mucho que los buscó, no volvieron a aparecer, y lo mismo fue ocurriendo con muchas otras cosas que desaparecían. Así que empezó a sospechar de su brillante robot mayordomo. Preparó todo un plan de espionaje, y siguió al robot por todas partes, hasta que le pilló con las manos en la masa, cogiendo uno de sus juguetes del suelo y guardándoselo.
El niño fue corriendo a contar a sus padres que el robot estaba roto y mal programado, y les pidió que lo cambiaran. Pero sus padres dijeron que de ninguna manera, que eso era imposible y que estaban encantados con el mayordomo. Que además cocinaba divinamente. Así que Ricky tuvo que empezar a conseguir pruebas y tomar fotos a escondidas. Continuamente insistía a sus padres sobre el "chorizo" que se escondía bajo aquel amable y simpático robot, por mucho que cocinara mejor que la abuela.
Un día, el robot oyó sus protestas, y se acercó a él para devolverle uno de sus juguetes y algo de ropa.
- Toma, niño. No sabía que esto te molestaba- dijo con su metálica voz.
- ¡Cómo no va a molestarme, chorizo! ¡Llevas semanas robándome cosas!
- ¡Cómo no va a molestarme, chorizo! ¡Llevas semanas robándome cosas!
- respondió furioso el niño.
- Sólo creía que no te gustaban, y que por eso las tratabas tan mal y las tenías por el suelo. Yo estoy programado para recoger todo lo que pueda servir, y por las noches lo envío a lugares donde a otra gente pueda darles buen uso. Soy un robot de eficiencia máxima, ¿no lo sabías? - dijo con cierto aire orgulloso.
- Sólo creía que no te gustaban, y que por eso las tratabas tan mal y las tenías por el suelo. Yo estoy programado para recoger todo lo que pueda servir, y por las noches lo envío a lugares donde a otra gente pueda darles buen uso. Soy un robot de eficiencia máxima, ¿no lo sabías? - dijo con cierto aire orgulloso.
Entonces Ricky comenzó a sentirse avergonzado. Llevaba toda la vida tratando las cosas como si no sirvieran para nada, sin cuidado ninguno, cuando era verdad que mucha otra gente estaría encantada de tratarlas con todo el cuidado del mundo. Y comprendió que su robot no estaba roto ni desprogramado, sino que estaba ¡verdaderamente bien programado!
Desde entonces, decidió convertirse él mismo en un "niño de eficiencia máxima" y puso verdadero cuidado en tratar bien sus cosas, tenerlas ordenadas y no tener más de las necesarias. Y a menudo compraba cosas nuevas para acompañar a su buen amigo el robot a visitar y ayudar a aquellas otras personas.
Desde entonces, decidió convertirse él mismo en un "niño de eficiencia máxima" y puso verdadero cuidado en tratar bien sus cosas, tenerlas ordenadas y no tener más de las necesarias. Y a menudo compraba cosas nuevas para acompañar a su buen amigo el robot a visitar y ayudar a aquellas otras personas.
Por: Pedro Pablo Sacristán
Suscribirse a:
Entradas (Atom)